Con el cohete anunciador salieron los bueyes desde la plaza de toros rumbo al corral de suelta donde esperaban los astados.
Cuando salieron a la calle llego la primera sorpresa cuando en vez de en uno en uno salieron juntos el toro de Victorino Martín y el de Dolores Aguirre. La carrera fue rápida y se pudieron ver bonitas carreras.
Una vez enchiquerados los dos primeros toros le toco el turno al toro de la ganadería de la Quinta que esta vez si que salió solo. No hubo forma ni manera de que el toro llegase a la plaza de toros ni con ayuda de bueyes ni con ayuda de pastores. Después de que el toro estuviese en el recorrido media hora se consiguió que volviera a los corrales de suelta.
Después de guardar al toro en los corrales llegó el esperpento cuando se decidió suspender el encierro. Esto dejaba en mal lugar el nombre del pueblo y hacía que muchísima gente que se había acercado a disfrutar de un encierro único por estos lugares se fuera descontenta y con ganas de no volver. Mientras en los corrales de suelta se formó una trifulca entre un gran número de personas que querían que el encierro continuase y la gente de la organización.
Una hora después y tras muchos ataques dialécticos entre ambas partes la organización decidió continuar con el encierro. Una pena porque ya mucha gente se había ido hastiada de esperar. La organización esta vez decidió soltar los tres toros que quedaban juntos así el de Murube, el de la Reina y el de Partido de Resina enfilaron el recorrido junto a la parada de bueyes.
Lo que podía haber sido un encierro único por estos lugares al final quedo con mal sabor de boca debido a una pésima organización. Aún así orgullosos de que esas ganaderías corriesen por las calles de El Alamo.
Fotos Angel Bravo
